Este blog fue creado en Octubre de 2011 con el fin de ofrecer a los estudiantes del profesorado de Lengua y a los alumnos del nivel secundario un espacio para MIRAR MÁS ALLÁ DE LO QUE UN TEXTO NOS PUEDE OFRECER. Además, a través del blog los alumnos podrán ir viendo las actividades realizadas en el aula o sólo servir para bibliografía de consulta. También podrán utilizar la información para leer variadas obras de distintos autores.¡GRACIAS POR TU VISITA! Sole Prof. de Letras
jueves, 1 de marzo de 2012
VIDA MODERNA ( 6to año -imprimir)
Vida moderna
Río IV, etc., etc.
Mi querido amigo:
Por fin me encuentro solo con mi sirviente y la cocinera: una señora cuadrada
de este pueblo, muy entendida en política y en pasteles criollos.
Ocupo una casa vacía que tiene ocho habitaciones, un gran patio enladrillado
y un fondo con árboles y con barro. Tengo dos caballos de montar y uno de
tiro. Mi dotación de amigos es reducida; total: dos viejos maldicientes. He
traído libros y paso mi vida leyendo, paseando, comiendo y durmiendo. Esto
por sí solo constituye una buena parte de la felicidad; el complemento, ¡quién
lo creyera!, se encuentra también a mi alcance, aquí, en este pueblo solitario y
en esta casa medio arruinada y desierta.
¡Soy completamente feliz! Básteme decirte que nadie me invita a nada, que no
hay banquetes, ni ópera, ni bailes y, lo que parece mitológico en materia de
suerte, no tengo ni un bronce, ni un mármol, ni un cuadro antiguo ni moderno,
no tengo vajilla ni cubiertos especiales para pescado, para espárragos, para
ostras, para ensalada y para postres; ni centros de mesa que me impidan ver a
los de enfrente, ni vasos de diferentes colores, ni sala, ni antesala, ni escritorio,
ni alcoba, ni cuarto de espera; todo es todo; duermo y como en cualquier parte;
el caballo de montar entra a saciar su sed al cuarto de baño, en la tina, antes
que yo me bañe, con recomendación especial de no beber de a poquitos, ni
dejar gotear en la bañadera el sobrante del agua que le queda en el hocico.
*
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Temas y Actividades
Lengua
Servicio de Educación a Distancia
5
Recuerdo que cuando era niño conocí un viejo, hombre importante,
acomodado, instruido y muy culto. Pues el viejo no tenía en su cuarto de recibo
sino seis sillas, una mesa grande con pies torneados, gruesos y groseros,
cubierta con una colcha usada, sobre la cual estaba el tintero de plomo con
tres agujeros en que permanecían a pique tres plumas de pato o ganso. Había
además papeles, libros, tabaqueras, anteojos y naipes. De noche se reunían
allí los hombres más notables del pueblo: el cura, el corregidor, el juez de
letras, el tendero y otros ilustres habitantes. Allí se hablaba de la política, de la
patria, de la moral y de la filosofía, tópicos que ya no se usan. Concluida la
tertulia, el viejo se retiraba a su dormitorio cuyo mobiliario y adorno consistían
en una cama pobre, una mesita ética, una silla de baqueta, un candelero de
bronce con vela de sebo, una percha inclinada como la torre de Pisa, que se
ladeaba más cuando colgaban en ella la capa de su dueño, y una imagen de
san Roque, abogado de los perros. A pesar de esta desnudez, que
escandalizaría hoy al más pobre estudiante, el viejo era muy considerado, muy
respectado y vivía muy feliz; nada le faltaba.
¡Dime ahora cómo se hallaría cualquiera de nuestros contemporáneos en tal
miseria! Cuando me doy cuenta de lo estúpidos que somos, me da gana de
matarme.
*
Por eso me gusta el poeta Guido Spano.
La semana pasada lo encuentro en la calle y le digo:
-¿Cómo le va?, tanto tiempo que no lo veo; usted habrá hecho también
negocios!- No –me contestó-; soy el hombre más feliz de la tierra; me sobra
casa, me sobra cama, me sobra ropa, me sobra comida y me sobra tiempo; no
tengo reloj ¡y se me importa un comino de las horas!
Con tamaña filosofía ¡cómo no había de estar ese hombre contento!
En una ocasión me acuerdo haberlo visto en cama enfermo de reumatismo y
tocando la flauta, con un pequeño atril y un papel de música por delante.
Nunca he sentido mayor envidia por el carácter de hombre alguno.
*
A mí también en Río IV me sobra todo, pero no tengo flauta, ni atril, ni música.
¿Sabés por qué me he venido? Por huir de mi casa donde no podía dar un
paso sin romperme la crisma contra algún objeto de arte. La sala parecía un
bazar, la antesala ídem, el escritorio ¡no se diga!, el dormitorio o los veinte
dormitorios, la despensa, los pasadizos y hasta la cocina estaban repletos de
cuanto Dios crió. No había número de sirvientes que diera abasto; la luz no
entraba en las piezas por causa de las cortinas; yo no podía sentarme en un
sillón sin hundirme hasta el pescuezo en los elásticos; el aire no circulaba por
culpa de los biombos, de las estatuas, de los jarrones y de la grandísima
madre que los dio a luz. No podía comer; la comida duraba dos horas porque
el sirviente no me dejaba usar los cubiertos que tenía a la mano, sino los
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Temas y Actividades
Lengua
Servicio de Educación a Distancia
6
especiales para cada plato. Aquí como aceitunas con cuchara porque me da la
gana y nadie me dice nada ni me creo deshonrado.
*
¡Mira, no sabes la delicia que es vivir sin bronces! No te puedes imaginar
cuánto los aborrezco. Me han amargado la vida y me han hecho tomarle odio.
Cuando era pobre, admiraba a Gladstone; me extasiaba ante la Venus de Milo;
me entusiasmaba contemplando las nueve musas; tenía adoración por Apolo y
me pasaba las horas mirando el cuadro de la Virgen de la silla.
Ahora no puedo pensar en tales personajes sin encolerizarme. ¿Cómo no?
Casi me saqué un ojo una noche, entrando a oscuras a mi escritorio, contra el
busto de Gladstone; otro día la Venus de Milo me hizo un moretón que todavía
me duele; me alegré de verla con el brazo roto. Después, por sostener a la
mascota, me disloqué un dedo en la silla de Napoleón en Santa Elena, un
bronce pesadísimo, y casi me caí enredado en un tapiz del Japón.
Luego, todos los días tenía disgustos con los sirvientes.
Cada momento había alguna escena entre ellos y los adornos de la casa.
-Señora-decía la mucama-, Francisco le ha roto un dedo a Fidias.
-¿Cómo ha hecho usted eso Francisco?
-Señora, si ese Fidias es muy malo de sacudir.
Otra vez dejaba Fidias de ser maltratado y aparecía el busto de Praxiteles sin
nariz. Francisco se la había echado debajo de un plumerazo; o bien le tocaba
el turno a Mercurio, que se quedaba cojo de algún porrazo; ya sabes que
Mercurio tiene un pie en el aire.
Bismarck, el rey Guillermo y Moltke en barro pintado, se han escapado hasta
ahora casi ilesos, gracias a que su pequeña estatura les permite esconderse
tras el reloj de la sala. Pero un gran elefante de porcelana, cargado de una
torre, pierde cada ocho días la trompa; felizmente se la vuelven a pegar con
goma.
Otro día se le ocurre al mismo Francisco limpiar con kerosene el cuadro del
Descendimiento.
En fin, he pasado estos últimos años en cuidar jarrones, cortinas, cuadros,
relojes, candelabros, arañas, bronces y mármoles y en echar gallegos a la
calle con plumero y todo para que vayan a romperle las narices a la abuela.
*
No hay idea de los tormentos que he sufrido con mis objetos de arte; básteme
decirte que muchas veces al volver a mi casa he deseado encontrarla
quemada y hallar fundidos en un solo lingote a Cavour, a la casta Susana, al
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Temas y Actividades
Lengua
Servicio de Educación a Distancia
7
papa Pío Nono y a madama Recamier con otros bronces notables de mi
terrible colección.
¿Y las flores, las macetas, los ramos, los árboles enteros que mandan a casa y
que la señora coloca en mi estudio como si tal cosa? El patio es un bosque y
en el se encuentra toda la flora y la fauna argentinas: hay leones, tigres y
millones de sabandijas. Los cactus no me dejan ir a mi cuarto, me enredo en
los helechos y unos malditos arbustos con puntas que están ahora de moda
tienen obstruida la puerta del comedor, al cual no se puede entrar sin careta, a
menos de exponerse a perder un ojo. Ya estuve a punto de quedarme tuerto, a
causa de un “ alisum espinosum” .
-Mire, Juan- dije un día al portero-, al primero que venga aquí con árboles, con
bronces o con vasijas de loza, péguele un balazo.
Ya no hay donde poner nada; para pasar de una pieza a otra es necesario
volar. Uno de mis amigos, muy aficionado a los adornos, ha tenido que alquilar
una barraca para depositar sus mármoles, sus bronces y sus cuadros. Yo
tengo una estatua de la Caridad que es el terror de cuantos me visitan; no sé
por qué arte todos tropiezan en ella… En casa de otro amigo se perdió un día
un niño que había ido con su mamá. Cuando ésta quiso retirarse, se le buscó
inútilmente en todas partes; al fin se oyó un llanto lastimero que parecía venir
del techo y voces de “ ¡aquí estoy, aquí estoy!” . El pobre chico se había metido
en un rincón del que no podía salir porque le cerraban el paso un chifonier, dos
biombos, una ánfora de no sé donde, los doce Pares de Francia, ocho
caballeros cruzados, un camello y Demóstenes de tamaño natural en cinc
bronceado. ¡Vaya usted a limpiar una casa así! Lo primero que se me ocurre al
entrar en un salón moderno es pensar en un buen remate, en un terremoto o
en un incendio” .
*
Tengo intención de pasar aquí una temporada, y estaría del todo contento si
no fuera la espantosa expectativa de volver a mi bazar. Algunas noches sueño
con mis estatuas.
Hasta he pensado alguna vez en fingirme loco y arrojar a la calle por la
ventana los bustos de los hombres más celebres, los cuadros, las macetas, las
arañas y los espejos. En fin, tengo un consuelo: no ocurre casamiento,
cumpleaños o bautismo en casa de amigos, que no me proporcione el placer
de soltarle al beneficiado algún león de alabastro, un oso de bronce o los
gladiadores de hierro antiguo. ¡A incomodar a otra parte y allá se les avenga el
novio, el bautizado o el que festeja un aniversario!
Excuso decirte que, cuando un sirviente torpe echa abajo un armario lleno de
loza y cristales, no quepo en mí de contento.
Escríbeme pronto y no te olvides de comunicarme en el acto, si por acaso
quiebra la casa de lacaste o la de algún otro bandolero de su estirpe.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Temas y Actividades
Lengua
Servicio de Educación a Distancia
8
Te recomiendo, además, que si puedes no dejes de hacerme robar, durante mi
ausencia, algunos pedestales con sus correspondientes bustos, varios cuadros
y todos los muebles de mi escritorio.
Sobre todo, por favor, hazme sustraer las palmeras que obstruyen los
pasadizos y el “ alisum espinosum” de la puerta del comedor, al cual profeso la
más corrosiva ojeriza.
En último caso puedes recurrir al incendio: ¡te autorizo!
Tu amigo
Baldomero Tapioca.
P.D. – Si el día 1° de año me mandan tarjetas de felicitación, cartas o
telegramas, toma todo ello del escritorio, haz un paquete y mándalo a Francia,
dirigido al presidente Carnot, con una carta insultante, diciéndole que su nación
tiene la culpa de que, a más de todas las mortificaciones criollas que
soportamos, tengamos todavía que aguantar la moda de las felicitaciones de
año nuevo.
Vale.
Eduardo Wilde, “ La lluvia” y otros relatos, Buenos Aires: CEAL, 1992.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario